Ciudadanos sin memoria

Written by Taha Bezmiliana on domingo, 21 de diciembre de 2014 at 0:47


La ciudad no es un espacio pasivo que sustenta nuestra vida. Está cargada de símbolos personales y colectivos, heredados y adquiridos, que impregnan la personalidad de sus ciudadanos a lo largo de generaciones diferentes.
En 2005 se inició la construcción de la nueva biblioteca municipal cerca del camino Viejo de Vélez, junto al Supersol, y pronto aparecieron sillares tallados, por lo que se realizó una excavación dirigida por la arqueóloga Marta Bejarano Fernández. Los materiales más antiguos son romanos, del siglo I d.C. y parece corresponder con una fundición En el siglo II y hasta el siglo IV, ese espacio fue ocupado por unas termas de uso público a juzgar por los sillares y las cañerías de plomo empleados. En ese nivel fue hallado un balsamario de bronce de 8,1 centímetros de diámetro y 7,5 centímetros de altura, decorado con bajorrelieves de escenas de cacería con ciervos y perros en posiciones enfrentadas o de persecución. Los balsamaria ( = unguentarium) son pequeños vasos de diversos materiales y variedad de formas, destinados a contener granos de incienso o perfumes para el aseo personal. Suelen hallarse en las termas o en contextos funerarios datados en los tres primeros siglos del Imperio Romano y los realizados en bronce con escenas de fieras sugieren una relación específica con atletas de los espectáculos deportivos en la Antigua Roma.
En el nivel superior se halló una necrópolis musulmana con restos humanos en niveles superpuestos de arroyada (riadas).
Actualmente el solar está sin vallar y con aspecto abandonado.  
Medina Bezmiliana. En la ciudad islámica la actividad productiva suele situarse extramuros, cerca de puertas, caminos y mercados para no molestar a la ciudad. Por esa razón la ubicación de los talleres alfareros es especialmente interesante para conocer el urbanismo de las ciudades, puesto que su producción permite establecer su cronología, y establecer los límites máximos de la ciudad en ese momento histórico.
En 1991 el arqueólogo Juan Manuel Muñoz Gambero dirigió una Intervención Arqueológica de Urgencias en los terrenos destinados a la construcción del supermercado Supersol, con el resultado del hallazgo de un área industrial. Las declaraciones del alcalde, José María Gómez Muñoz, afirmando que no iba a parar las obras por cuatro botijos fueron muy comentadas en la prensa.
No fue una novedad, pues en 1979 y 1981 el Profesor Manuel Acién Almansa había dirigido las excavaciones de la ladera suroriental del Cerro del Castillón: "Posee un horizonte cultural que oscila entre el s.X-XV, incidiendo su importancia en el periódo nazarí. Ciudad próspera integrada por un recinto murado con una fortaleza de planta poligonal en la cima del cerro del Castillón, y un núcleo urbano que se desarrolla en la falda de la ladera suroriental y en el llano con dos mezquitas. A extramuros se han documentado alfares y un cementerio."
La ciudad desapareció bajo el cemento en 1981 para construir la urbanización Gran Sol.
La destrucción continuó con la construcción del Instituto al Este, y de un depósito en el Norte.
Al ir a construir un campo de fútbol aparecieron nuevos restos, posiblemente de la mezquita-fortaleza de Uncibay. La reacción ciudadana paralizó la obra.
Siguiendo la lógica de las curvas de nivel, el recinto de la ciudad iría limitado al Este por un arroyo, al Sureste por el camino de Benagalbón, al Sur por el Camino Viejo de Vélez.
Fuera de las murallas de la ciudad, existía un arrabal en la zona de la calle Divisoria. Otro arrabal correspondería a la zona portuaria-pesquera, a la que pertenecerían las casas que aparecieron al renovar el edificio del Ayuntamiento de Rincón y, como todas las medina, también existían fincas (munya) por los alrededores.
En 2005 la Intervención arqueológica preventiva en los movimientos de tierra para hacer un aparcamiento en el Llano Torroba detectó la existencia de una trama urbana.
En 2006 se realizó una intervención arqueológica dirigida por el arqueólogo Daniel Florido Esteban en una parcela de 4.689,60 m2, con el asesoramiento científico de Juan Bautista Salado y Emilio Martín Córdova.
Los trabajos arqueológicos identificaron una ocupación urbana ininterrumpida desde el siglo IX hasta finales del siglo XII y un área de necrópolis que no terminó de ser excavada, pero se presupone el uso como necrópolis de esta zona y su prolongación en el área del ayuntamiento desde los inicios del asentamiento.
La ocupación más antigua es de finales del siglo IX, con viviendas dispersas de suelos de tierra batida de color amarillo, de las que solo se conservan 3-4 hiladas debido a que el urbanismo se planifica en los inicios del siglo X, con la limpieza y relleno de arenas de playa para cimentar, reforzar y recrecer nuevos muros, de los que se conservan unos 60 cm. (7 hiladas) de altura en diversos puntos. A juzgar por los restos de los derrumbes en los rellenos asociados a estas estructuras, el resto del alzado estarían realizados por encofrados de tierra, cal y arena por la técnica del tapial.
A mediados del siglo X los espacios de las viviendas anteriores se limpian y rellenan de arenas de playa hasta la corona de los muros, dejándolos vistos para utilizarlos como referencia, y proliferan las viviendas articuladas en torno a un patio interior con o sin pozo, y estancias rectangulares con pavimentos de color rojizo o de tierra batida de color amarillo de unos 5 cm. de grosor.
Se rellenan y nivelan los espacios no construidos y las calles, y surgen conjuntos de viviendas de mayores dimensiones, con enfoscados de calidad y patios de grandes dimensiones, canalizaciones y grandes aljibes. Algunas estructuras de esta fase conservan tramos de 90 cm. de alzado (8 hiladas) y ofrece indicios de una cierta posición social de los residentes en la calle principal en sentido noroeste-sureste.
En el corte 4 se documenta un gran nivel de incendio asociado a un momento de destrucción, probablemente debido a una razzia de las que dan cuenta las fuentes escritas en este momento.
Entre la primera mitad del siglo XI y parte del siglo XII, se replantea el espacio con un entramado de calles ortogonal de planificación muy estructurada que responde a una posible funcionalidad comercial y se construye un gran edificio público.
Estos últimos niveles se encuentran muy deteriorados, probablemente en relación con el abandono del lugar. El uso de esta zona para huertas, según reflejan los repartimientos, ha provocado el continuo arrasamiento de los restos por el paso continuo de los arados en las labores agrícolas.
Tras el estudio arqueológico, las máquina destruyeron todas las estructuras de Bezmiliana para construir el aparcamiento y la Plaza de la Constitución.
En la década de 1950-1960, el erudito local D. Manuel Laza Palacios, buscaba la ciudad de Mainoba cuando descubrió, gracias a la fotografía aérea, un castillo en el lugar conocido como "Cerro del Castillón" en el Rincón de la Victoria, por encima del lugar donde habían estado las "ventas de Bezmiliana".
Se descubrió el castillo de una medina o ciudad hispano-musulmana, nombrada por diversos historiadores y geógrafos medievales.
La primera cita pertenece a la crónica del califa Al Haken II, que indica que en el año 971 desembarcó el jeque Jafar ibn Alí en el puerto de Bishiliana en su huida de los beréberes Zanata.
Al-Idrisí en el siglo XII dice que Mismiliana es "un gran pueblo situado en una llanura arenosa provista de baños, de posadas y de almadraba"
Se cita escuetamente en las memorias de Abd Alláh, el último rey zirí de Granada, en el siglo XI, y en la obra del geógrafo Abulfeda (siglo XIV). Ibn Jaldún y Al Himyarí nos indican que Bezmiliana era una medina o ciudad.
Los portulanos medievales no citan Bezmiliana hasta la carta marítima del siglo XV que se conserva en la Biblioteca ambrosiana de Milán.
Cuando en 1487 los Reyes Católicos conquistan Vélez, los habitantes de Bezmiliana la abandonan y el ejército cristiano que se dirige hacia Málaga se establece unos días en Bezmiliana "que era un lugar despoblado".
En 1496 los Repartimientos nos indican que se reparten 57 casas, que había "por fuera de lo cercado", que la mezquita mayor tenía tres naves con torre, y se citan otras mezquitillas cerca del camino de Vélez y cerca del arroyo Granadilla. La mezquita se le otorga a Fernando de Uncibay para que la convirtiera en una fortaleza.
Las 57 casas que se reparten, corresponderían aproximadamente a unos 342 habitantes, y a unos 10.000 metros cuadrados.
Se hace referencia a la población hasta 1510, pero en 1511 se cita como despoblado, aunque se mantenía la fortaleza.
Los restos de la fortaleza poseen una altura media de 60 cm., con fábrica de mampostería irregular y especial tratamiento en las piedras de los ángulos.
El muro posee un grosor superior a 1'50 m., apoyado sobre cubos cuadrados. Algunas estructuras internas presentan pavimentos de ladrillos rectangulares y un revoque en las paredes que suele aparecer pintado a la almagra.
El castillo poseía también un amplio albacar (corral de ganado) que recorría varias mesetas superiores y, al menos en dos zonas, tenía casas. Tenía dos muros de cierre al Sur, mientras que al Este y, sobre todo al Oeste, los cortes de nivel harían de eficaces defensas.
Aparentemente (no había restos de cerámica en superficie), había una zona despoblada entre el castillo y la ciudad.
El Ayuntamiento aprobó solemnemente en Pleno Municipal en 1991 iniciar el expediente de B.I.C. de todo el monte y sus faldas hasta la Corta. En consecuencia, en esa colina rocosa en el centro de la ciudad no se podría construir.
En febrero de 2002, empezaron a llevar maquinaria pesada y a triturar el monte.
La movilización ciudadana no pudo detenerlas porque en el avance del PGOU de 1995, todo el cerro aparecía como zona urbana excepto su cima, que quedaba como zona verde, siguiendo el informe arqueológico de Antonio Soto Iborra.
Los 156.930 m2 eran propiedad de una importante empresa de construcciones y promotora inmobiliaria de Málaga.

¡oh fábula del tiempo, representa
cuánta fue su grandeza y es su estrago!



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